lunes, 28 de enero de 2008

Gabriel Apaza

Luciérnaga

De los nidos futuros del estío
sólo aguardo una ventana de lluvia
Abierta en una hoja virgen

Allí lavaré mis pálidos árboles
de un ignoto manantial en prosa
un poema como ojos de profeta
con este deseo soy feliz.



Cuando el alba llega
cierro todas las ventanas

Y las dejo entregarse a los poetas somnolientos

Abro los oráculos baldíos
abro el silencio
donde los hombres desgajan a cuchillo
cópulas desiertas
detestan la impaciencia de los búbo-lunas
y oscurecen los recodos
donde los videntes hallaron su idilio

Cuando las cítaras del hebreo dejaron de plañir
cuando ninguna mariposa esparce rosas rojas.

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